La crisis financiera de 2007-2008 es una crisis económica mundial gestada en EE.UU. y propagada como un virus entre los demás países, especialmente los desarrollados. Cinco años después ni la hemos superado ni estamos cerca de hacerlo. La crisis financiera se ha extendido poniendo en riesgo la estabilidad social; el Estado de Bienestar retrocede escandalosamente y las desigualdades se están agravado. En este texto se explica por qué se produjo la crisis y quiénes son los principales responsables.
El origen de la crisis se remonta al año 2001 tras el estallido de la burbuja puntocom. Ese año se produjo el derrumbe de las empresas de Internet en bolsa, que desde el año 1997 habían ido creciendo exponencialmente por las especulaciones bursátiles. En el periodo comprendido entre 2001 y 2003, la Reserva Federal de Estados Unidos, que es la entidad encargada, entre otras funciones, de tomar las decisiones de política monetaria del país, bajó los tipos de interés del 6,5% al 1%.
(En la siguiente INFOGRAFÍA se puede ver a golpe de vista)
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¿Qué significa esto? Que bajó el precio del dinero, si antes te daban un crédito de 100 dólares tenías que devolver 106,5$ , ahora por cada 100 dólares que te prestaban solo había que pagar 101$. El hecho de poder comprar dinero barato era un estímulo para la gente y las empresas, que se lanzaron a pedir créditos para financiar sus proyectos.
Una nave nueva, la casa del pueblo, reformar la cocina… el dinero fresco que se estaba inyectando hizo despegar el mercado inmobiliario, y, como según pasaban los años los tipos de interés seguían por los suelos, el flujo de créditos que se pedía a los bancos no cesaba. El negocio de las entidades financieras iba muy bien, y pensaron: Ya que estamos, ¿Por qué no intentamos ganar más dinero? Había que buscar más clientes. Cuanta más gente pidiera un crédito, más beneficios sacarían. Además, dado que los tipos de interés estaban bajos buscaron la manera de poder cobrarlos más altos. ¿Cómo? Aumentando el riesgo. Y así mataron dos pájaros de un tiro.
Los clientes que buscaron ya no eran tan solventes como antes, bien porque no tenían trabajo, casa, propiedades o sus empleos eran inestables. El riesgo de que no pudieran responder ante el banco a la hora de saldar la deuda era alto, por eso las entidades podían subir los intereses, el factor riesgo que asumían se compensaba con ese dinero extra.
El boom inmobiliario encandilaba a bancos y clientes; y dieron un paso más. Desde las entidades no solo se concedían créditos hipotecarios a personas poco solventes sino que les prestaban más dinero del que necesitaban para pagar la casa. Con la diferencia podían comprar los muebles, el coche, irse de vacaciones… y el consumo estimulaba la economía. Los bancos desde su posición de prestamistas pensaban: Total, esa vivienda se va revalorizar en poco tiempo y valdrá más de lo que le hemos dejado al cliente.
Prácticamente a cualquiera le concedían la hipoteca, fuese solvente o no. Las concedidas a personas solventes se conocen como hipotecas prime, en ellas el nivel de riesgo de impago es relativamente bajo; todo lo contrario que en las subprime donde el riesgo es alto. Los bancos en Estados Unidos, antes de conceder el crédito analizaban a la empresa o particular que solicitaba el préstamo, estudiaban y puntuaban una serie de categorías para determinar su nivel de solvencia. A mayor solvencia, más puntos. En el momento que el posible cliente reunía más de 300 puntos era considerado apto para recibir el crédito. Quienes obtenían una puntuación de entre 300 y 650 puntos recibían un crédito subprime, a partir de los 650 puntos y hasta los 850 (máxima valoración) el crédito era prime, con riesgos bajos para el banco y por tanto más ventajoso para el cliente (tipos de interés bajos y pocos gastos en comisiones bancarias).
Una vez conseguido el propósito de aumentar el número de clientes y sacar más margen de beneficio con los tipos de interés de los préstamos arriesgados, los bancos estadounidenses necesitaron captar dinero para continuar con el negocio. Las entidades bancarias extranjeras entraron a formar parte del entramado, atendiendo a las demandas de las entidades estadounidenses.
Una vez conseguido el propósito de aumentar el número de clientes y sacar más margen de beneficio con los tipos de interés de los préstamos arriesgados, los bancos estadounidenses necesitaron captar dinero para continuar con el negocio. Las entidades bancarias extranjeras entraron a formar parte del entramado, atendiendo a las demandas de las entidades estadounidenses.
En el momento que una persona presta su dinero al banco, no importa cuáles sean los servicios que haya contratado, si son fondos de inversión o depósitos, la entidad dispone de ese efectivo y hará con él lo que quiera, (invertirlo en bolsa, guardarlo en una caja fuerte, prestárselo a terceros…), lo que considere más rentable. El día que vence el plazo y el cliente quiere retirar su dinero, el banco debe responder en función del servicio contratado, pero hasta llegar ese momento, hace y deshace a sus anchas porque es así como hace negocio: moviendo el dinero que le fían.
La única norma a la que están sujetos son los acuerdos de Basilea I y II. Según estos acuerdos, los bancos deben reservar un capital mínimo en sus arcas con el cual no pueden negociar, ese capital intocable debe ser superior a un porcentaje del activo (concretamente al 8%), que es la parte del balance en la que se contabilizan entre otras partidas los préstamos a terceros o las inversiones financieras. Se sitúan en los activos porque teóricamente se espera obtener un beneficio económico futuro pero, ¿Qué pasa si no recuperan el préstamo?, ¿Y si sale mal la inversión financiera? Para amortiguar el efecto de posibles complicaciones está ese fondo.
La globalización permitió que los ahorros depositados en las Cajas de Ahorros y los Bancos de todos los rincones del mundo, y especialmente de Europa, acabasen en manos de las entidades estadounidenses. Recordemos que necesitaban captar capital para seguir concediendo hipotecas subprime y los bancos pueden prestar nuestro dinero a terceros, en este caso a sus homólogos de EE.UU. Nadie sospechaba que prestar dinero a las entidades estadounidenses pudiera poner en riesgo a todo el sistema mundial, pero el contagio fue rápido.
Los bancos estadounidenses sustentaban su negocio pidiendo créditos y concediendo hipotecas subprime. Llegó un momento en el que se vieron apurados para cumplir las ya citadas normas de Basilea, pues el activo estaba aumentando y debían reservar una parte proporcional de capital en un fondo intocable. Decidieron idear un sistema nuevo para falsear el balance, y convertir esos activos en capital. La consecuencia de esta deformación de las cuentas es obvia: la supervisión a la que se sometían los bancos era ficticia y por tanto la estabilidad del sistema financiero se vio mermada.
Esquema simplificado de un balance:
BALANCE DEL BANCO EE.UU. (Indica cómo está su patrimonio)
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ACTIVO
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PASIVO
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Créditos concedidos (hipotecas)
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Capital intocable (debe ser mayor al 8% de los activos)
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Para reajustar el balance había que transformar parte del Activo en Capital intocable. Las entidades estadounidenses reunieron todas las hipotecas prime y subprime que habían concedido y las reorganizaron en packs llamados MBS (Mortage Backed Securities), en español significa “Título respaldado por hipoteca”. Una vez agrupadas y mezcladas empezaron a venderse estos títulos. Comprar un paquete MBS era como llevarte a casa una colección de películas: unas buenas y otras malas. Pero todas en el mismo precinto. Según iban vendiendo las colecciones, la partida de “créditos concedidos” aligeraba, parte del beneficio podía destinarse a la reserva de capital intocable y así cuadrar las cuentas cumpliendo las normas de Basilea.
Para librarse de los paquetes lo antes posible y sanear el balance, los bancos se sirvieron de sus propias filiales. ¿Y Qué son? Entidades controladadas por otras entidades. Por ejemplo, Massimo Dutti es una filial del Grupo Inditex. Normalmente este control se consigue cuando la empresa grande (Grupo Inditex) posee más del 50% de las acciones de la pequeña (Massimo Dutti). Asi, Grupo Inditex puede actuar en Massimo Dutti a través del Consejo de Administración, y siempre podrá imponerse por mayoría absoluta a través de las votaciones.
Llegados a este punto, volvamos al caso financiero. Los bancos ejercieron ese control sobre sus filiales colocándoles los títulos MBS. Los primeros en utilizar este sistema fueron Citigroup, JP Morgan Chase y Bank of America el 15 de Octubre de 2007, siguiendo los antecedentes de Citigroup en 1988. Los Bancos habían hallado la forma de presentar balances limpios mientras por dentro, sus filiales se iban pudriendo al estilo de Dorian Grey. Esto era posible porque los balances de las filiales eran totalmente independientes de los del banco matriz.
Obviamente, para que las filiales pudiesen comprar los títulos MBS necesitaban financiarse de algún modo, así que pidieron créditos a entidades extranjeras como ya habían hecho los bancos matriz. A su vez, se deshicieron de parte de los MBS a través de empresas especializadas en servicios de inversión (Aseguradoras, Fondos de inversión, Sociedades de Capital Riesgo…) que les ayudaban a recolocar algunos paquetes.
Para que los incautos prestasen dinero a las filiales, debían parecer entidades serias y solventes. Lo mismo ocurría con los títulos MBS si querían recolocarlos. Había que generar confianza en los inversores y fueron las Agencias de Rating las encargadas de hacerlo.
Estas agencias privadas son responsables de calificar todo tipo de productos financieros. Existen más de 70 en todo el mundo pero el volumen de mercado que acaparan Standard & Poor’s, Moodys´s y Fitch Ratings alcanza el 90%. Las tres son estadounidenses. Para valorar el riesgo de impago emplean variables muy complejas que se traducen en una puntuación, en la que al parecer, también influía el soborno. Las filiales regalaban jamones a las Agencias de Rating y así eran calificadas generosamente.
¿Quién califica a las Agencias de Calificación? Nadie. Por eso cometieron abusos de manera continuada al servicio de la economía estadounidense. Tampoco existían ni existen agencias europeas competentes que defiendan al euro frente al dólar.
Según el profesor García Montalvo de la Universidad Pompeu Fabra:
"Si la agencia pone una calificación a tus activos que no te convence, puedes no pagar, así que les interesa poner AAA porque si no el cliente podría irse (…) antes estas agencias tenían los incentivos correctos porque sus clientes eran los inversores y la agencia debía decirles la verdad. El problema ahora es que nadie sabe el modelo que utilizan para calcular la solvencia; cobran por hacerlo, pero no te dicen sus variables. Lo que sí sabemos es que en los últimos siete años no han modificados sus modelos y estos tenían fallos".
Como ejemplo de estos tremendos fallos está el caso paradigmático de Enron, una empresa del sector energético que cuatro días antes de su bancarrota seguía con una calificación normal.
Volviendo a la cuestión de los títulos MBS, éstos fueron calificados por las Agencias de Raiting, y se establecieron tres categorías en función del riesgo de impago que presentaban. Ordenadas de mejor a peor valorados dichos títulos MBS fueron llamados del siguiente modo: Investment Grade (Buenos), Mezzanine (Medios) y Equality (Malos).
Las empresas especializadas en servicios de inversión (Aseguradoras, Fondos de inversión, Sociedades de Capital Riesgo…) que estaban ayudando a las filiales a vender los títulos, encontraban muy sencillo colocar las mejor calificadas. Los títulos MBS Equality, los malos, no podían colárselos ni a las sociedades más atrevidas. Y nuevamente desde los bancos se idearon las triquiñuelas necesarias para camuflar los desajustes y obtener mejor calificación de las Agencias.
Inventaron productos financieros que a fin de cuentas, seguían siendo los mismos paquetes de hipotecas “Equality” envueltas en un papel más vistoso. Eran los títulos MBS de siempre acompañados de promesas de beneficio y otro nombre. Algunos de estos nuevos productos financieros eran: los CDO (Collateralized Debt Obligations), en español Obligaciones de Deuda Colateralizada; o los CDS (Credit Default Swaps) en español Permuta de Incumplimiento Crediticio.
Estos productos alcanzaron una complejidad extrema, aunque el fundamento para que funcionasen era muy simple: quienes habían contraído una deuda con el banco en forma de hipoteca tenían que pagarla y el mercado inmobiliario americano tenía que seguir creciendo.
Sin embargo, no fue así. A principios de 2007 el mercado empezó a mostrar síntomas de agotamiento. El negocio inmobiliario dejó de crecer, algunas personas ya no podían pagar la hipoteca y todos los productos financieros que se habían creado (MBS, CDO, CDS) no encontraban comprador.
El dinero se había evaporado, los propios bancos desconocían qué cantidad de hipotecas subprime había dentro de los paquetes que compraron, y la desconfianza alcanzó a todo el sector financiero. Ningún banco se fiaba de los demás y dejaron de prestarse dinero o, si lo hacían, el interés que marcaban era altísimo.
Como consecuencia, se disparó el EURIBOR (acrónimo de European Interbank Offered Rate) que es un índice de referencia que indica el tipo de interés medio al que las entidades financieras se prestan dinero en el mercado interbancario del euro. Se calcula usando los datos de los 44 principales bancos que operan en Europa y su valor mensual es muy utilizado como referencia para los préstamos bancarios.
Es decir, que si por ejemplo en febrero el Euribor está alto, ese mes el que tenga una hipoteca tendrá que pagar un interés más alto. Los meses se sucedían y el Euribor seguía subiendo, cada mes que pasaba las familias con hipotecas tenían que esforzarse un poco más para pagar y poder llegar a fin de mes. No sobraba el dinero y había que recortar gastos.
Las tiendas vendían menos artículos, por lo tanto encargaban menos a los productores, y a éstos les empezó a sobrar personal. Escalofriante resultado: destrucción masiva de empleos y paro. En España, el 22,85% de la población activa no encuentra trabajo, lo que se traduce en 5,3 millones de desempleados.
Así es como los tejemanejes de los bancos y las aseguradoras han arrastrado a todos los países a una crisis mundial. El neoliberalismo como política económica ha demostrado su ineficacia, reclamaba un mercado libre de toda intervención estatal y lo ha llevado a la quiebra. Ahora que los bancos han ido cayendo, victimas de su propia codicia y especulaciones piden ayuda al Estado. Quieren recuperarse con el dinero de todos para, en vez de arrimar el hombro volver a aprovecharse de la situación.
Los responsables de la crisis en la que nos encontramos son Las autoridades financieras, por permitir que los bancos evadieran las normas de Basilea; los Bancos de EE.UU. por obviar los riesgos de conceder hipotecas a cualquiera con tal de obtener un beneficio inmediato. Los Consejos de Administración de las entidades que negociaron con los bancos estadounidenses sin advertir el peligro de sus gestiones. Las Agencias de Calificación por su tremenda irresponsabilidad a la hora de valorar los productos financieros. Y en parte, aquellas personas que animados por la coyuntura del momento adquirieron deudas que no podían enfrentar.
Y GONZÁLEZ
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