En el contexto de crisis económica que azota España desde 2008, la defensa del país, que ya estaba inmersa en un proceso de cambio estructural desde 2004, también se ha visto afectada por los recortes llevados a cabo para frenar el déficit público y estar al mismo nivel económico de nuestros vecinos europeos.
Ahondando un poco en el proceso de transformación militar que vive España observamos que, independientemente de los estragos producidos por la crisis, las Fuerzas Armadas (FAS) siguen ancladas en ideas y métodos de financiación e inversión propias del pasado que lleva en muchos casos a aumentar la deuda, apostando por programas extremadamente caros e innecesarios. Según un estudio realizado por Félix Arteaga y Enrique Fojón en 2008, sin contar con los efectos de la crisis económica sobre el presupuesto de Defensa presente y futuro, estos grandes programas han comprometido aproximadamente el 80% de los recursos previsibles hasta 2020.
También podemos destacar en este aspecto que la obtención de armamento y material, lejos de someterse a ninguna revisión externa, se basa en el sistema de pagos aplazados con anticipos a cargos del Ministerio de Industria. Medida de los años 90 que ha quedado obsoleta y se ha convertido en una de las principales responsables de la inviabilidad económica de la programación de la defensa. La deuda asciende a 27.000 millones de euros. Pese a ello, el ministro de Defensa no ve esta cantidad como tal, sino más bien como “una inversión que ha hecho el Estado, no solo en defensa, sino en potenciar la Industria”.
El nuevo gobierno ha de plantearse qué funciona y qué no en las cuentas del Ministerio de Defensa, hasta qué punto hay margen de recorte en materia militar sin que la efectividad y la capacidad de completar la seguridad del Estado y el cumplimiento con los compromisos internacionales se vean reducidos, y cómo hacer más competitivo un sector que aporta millones de euros a las arcas estatales. En palabras del director del Instituto Tecnológico la Marañosa, Julián García Vargas, “la industria de Defensa, aeronáutica y espacial, se compone de 75 empresas cuya actividad supone en un 65% exportaciones y en un 12% I+D+I y factura 10.000 millones de euros aportando 45.000 empleos directos y 25.000 indirectos”.
El Dr. Guillem Colom Piella, de la universidad Pablo Olavide y Analista de defensa en la Unidad de Transformación de las Fuerzas Armadas del Estado Mayor de la Defensa, nos ayuda a profundizar en la situación de la cartera de Defensa y los retos que ha de afrontar.
Ministerio de Defensa: ¿Cuentas ejemplares?
Una auditoría externa contestaría de forma definitiva esta pregunta, sin embargo, para el DR. Colom, “hay muchas áreas que podrían mejorar substancialmente empezando por el control de programas ya existentes y terminando con los procesos de compra de armamento y material -dos asuntos que el anterior Secretario de Estado de la Defensa acabó reconociendo-. En este punto sería preciso señalar la necesidad de reevaluacaión de las prioridades de adquisición y se opte por la obtención de equipos verdaderamente transformadores y útiles, en detrimento de sistemas heredados. Esto permitiría liberar partidas que servirían para adelantar el proceso de modernización de nuestras FAS y para aumentar su operatividad en las misiones en el extranjero.
En 2010, el propio Secretario de Estado de la Defensa admitió que España no “debería haber adquirido sistemas para escenarios que no existen y con un dinero que no tenía”.
Gema Nieves, del Grupo Atenea, lo deja bien claro: “Defensa debe aprender a prever el mantenimiento de sus adquisiciones”.
En este aspecto, Colom concluye que “sería todo un hito que en nuestro ministerio de Defensa se optara por buscar la cooperación de expertos civiles externos capaces de apoyar y auditar todo el proceso”. El Dr. también apela a un “control férreo, a poder ser externo y con conocimiento experto, sobre la gestión de programas puesto que el control de los mismos, o el precio pagado por ellos, dista mucho de ser ejemplar.
El recorte y sus márgenes
En efecto existe margen para recortar, siempre y cuando no se limite la fuerza de nuestra Defensa. De hecho Morenés, en una entrevista en el diario La Razón, confirmaba dichos recortes y advertía que “el presupuesto en los últimos años ha sido ajustado dramáticamente, así que, por decirlo de alguna manera, el ajuste en Defensa ya se ha hecho. (...)Este Ministerio hará todos los esfuerzos que tenga que hacer. (...) Vamos a buscar la mayor eficiencia en lo que estamos haciendo. Lo primero es reducir la estructura del Ministerio. Ya hemos quitado alguna dirección general y vamos a seguir avanzando en la reducción de la estructura administrativa en aras de una gestión eficiente y eficaz de los recursos. Vamos a ver cómo gestionamos mejor los recursos que tenemos y a las Fuerzas Armadas les vamos a pedir lo mismo: operatividad, operatividad y operatividad y todo lo que no esté en esa línea o en la gestión eficiente de los recursos lo vamos a cambiar; si está muy lejano a ese objetivo lo vamos a suprimir, y si son instrumentos necesarios para lograr una mayor eficiencia lo potenciaremos. Lo vamos a revisar todo, todos los organismos, órganos, actividades que hoy cuelgan del Ministerio tienen que atender a los objetivos de eficacia, eficiencia y operatividad”.
El Dr. Colom señala varias posibles medidas para recortar el gasto en defensa. La primera sería aligerar la estructura del Ministerio y de los Ejércitos, de acuerdo con lo expuesto por el propio Morenés anteriormente. “Deberían de eliminarse estructuras redundantes como cuarteles generales, inspecciones generales, organismos, mandos...”.
Otra posible medida sería “la renegociación de los sistemas contraídos por los gobiernos anteriores, para lograr unos precios más ajustados. Requeriría actuaciones de fuerza con la industria”. En un artículo en la web de Infodefensa, Justo A. Huerta ponía sobre la mesa la incapacidad de la Administración Pública de negociar con las empresas armamentísticas, y destacaba su desventaja.
“Reorganizar las unidades, especialmente del Ejército de Tierra”. Para Colom, esta medida además aumentaría su operatividad.
Por supesto, “dar de baja y vender los sistemas obsoletos o los que están llegando al límite de su vida operativa”, sería un ahorro y una fuente de ingresos.
Para cerrar sus propuestas Colom cree fundamental “sentar las bases para equilibrar el gasto, puesto que no es normal que, en un país como España, el Ministerio de Defensa destine más del 60% del presupuesto en personal, cuando en los países avanzados, el grueso de sus cuentas sirven para sufragar el I+D, adquisiciones y preparación de la fuerza.
El pasado 30 de diciembre, el Consejo de Ministros aprobó la prórroga -hasta un año- de la participación de las FAS españolas en las misiones en el extranjero en las que estuvieran actuando. Entre las cinco misiones en las que participa España (Afganistán, Líbano, Bosnia-Herzagovina, Atalanta en el Índico y Uganda), las FAS despliegan 3.051 efectivos. Queda claro que una salida de España de los compromisos internacionales por pertenecer a la ONU y la OTAN sería tanto o más perjudicial que la peor de las crisis. Además pondría en peligro la propia seguridad del país. Sin embargo, Colom matiza que “existen misiones que no responden a los intereses geoestratégicos españoles y cuya participación es difícilmente explicable”. El ejemplo para el doctor es la misión en el Líbano.
En cuanto al recorte en número de mandos es algo que países europeos, que no tienen el problema de una macrocefalia tan acuciante como en el caso español, están llevando a cabo.
Áreas interesantes de desarrollo. ¿En qué invertir?
La respuesta lógica es “invertir en todas aquellas medidas que permitan mantener la operatividad de la fuerza”, según Colom. En cuanto al material, se inclina por los blindados “8x8, necesidad ya identificada tras la campaña de los Balcanes y que a fecha de hoy está paralizada. Tampoco se deberían de descuidar los equipos personales y, dependiendo de la evolución del presupuesto, en multiplicadores de la fuerza”. Menciona también los sistemas de coordinación de operaciones C4ISTAR, y todas las capacidades que nos permitan operar eficazmente en el ciberespacio y la esfera de la información.
En cuanto la la reciente tendencia de los ejércitos modernos a la incorporación y desarrollo de los aviones no tripulados (UAV), España no debería quedarse atrás. Pese a no ser la panacea y es necesita más años de desarrollo, está claro que terminarán siendo un factor clave en la estrategia de las FAS. De hecho, en el conflicto afgano ya lo está siendo, como demuestra la actividad casi diaria de los UAVs americanos, sobre todo en Waziristán del norte.
Otro factor de desarrollo interesante podría ser el fomento de los cuerpos de élite. Menos tropa y más preparada. Colom no cree que se deba invertir ni más ni menos de lo que se invierte. Esta medida llevada a cabo por EEUU en los últimos años responde más a cuestiones operativas y políticas que a presupuestarias.
La innovación es otra de las claves. Para Alejandro Klecker, director general de CLARKE&MODET: "No hay quien planifique industria de Defensa en España, no hay modelos de transferencia de tecnología. y en el sector privado fallamos porque no innovamos, no protegemos y no hacemos patentes”. Klecker apuesta por fomentar la I+D+i para la creación de patentes que, posteriormente, proporcionen retornos, como ocurre en Estados Unidos, donde, según ha explicado, la mayor parte de los ingresos del PIB "son ingresos por derechos de patentes"
Papel de la empresa privada
En este sentido, Colom lo tiene claro: “En muchos campos, la participación público-privada es un hecho y funciona realmente bien si se plantea correctamente y se hace un seguimiento estricto. Se pueden privatizar muchos servicios no esenciales, pero siempre teniendo en cuenta que las funciones principales de los ejércitos no pueden ni deben ser privatizadas bajo ningún supuesto”.
Los retos de Morenés
“Su principal objetivo será solucionar la deuda contraída con el Ministerio de Industria para la adquisición de los grandes programas de armamento y material que en, algunos casos, apenas satisfacen las necesidades presentes y futuras de nuestras FAS pero que han hipotecado nuestros presuspuestos para las próximas décadas”. Sentencia Colom. Otros retos son: La Ley de Carrera Militar, la enseñanza militar, racionalizar la estructura y funcionamiento del ministerio, potenciar la inteligencia conjunta tras la marcha del Centro Nacional de Inteligencia a Presidencia, una nueva revisión estratégica de la defensa más realista y establecer un programa de la transformación de la defensa realista y asequible.
Conclusión
La programación de la defensa tal y como se completó en su día es inviable. Hipotecada por unos sistemas que no cumplen las necesidades de las FAS, la deuda asciende a 27.000 millones que no serán saldados ni en varias décadas. Así pues, es necesaria una revisión realista y acorde a los acontecimientos presentes y futuros, y que elimine todo tipo de duplicaciones, agencias y otros gastos innecesarios, afín de adecentar los presupuestos.
Según datos del ministerio, cada euro que se invierte en defensa, genera en la sociedad 1,26 de recursos. Por tanto, recortes sí, pero en busca de unas FAS del s.XXI.
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